Cuentos | Mar de fuego - Por Luis Alé

Sus ojos, esa expresión de locura que siempre lo caracterizaba, denotaba un cansancio, era el rey de los derrotados, “que hay peor que ser un muerto viviente”, el teclado le parecía su éxtasis, la tranquilidad de esa alma que no había aprendido a vivir.

Comenzó a tocar frenéticamente, la inspiración le había llegado, en el medio de todo el vacio que se pudiera sentir, “¿Por qué la creación surge luego de la destrucción?, siempre se busca llenar vacios, hueco que no llenarían todo la arena, de este puto mundo”. La hoja de papel prácticamente se escribía sola, se anotaba cada acorde, y cada nota. Era extraño, tal vez en el principio de las cosas, ese al que llamamos Dios, armo una revolución, venció a la Nada, y al crear el mundo, creo el Amor.

Esos eran los pensamientos de este hombre, que era un delirante en esa noche oscura, que se le reía en la cara, que lo llevaba a la solución final, la creación como remedio de todos los males, la única manera de vencer al enemigo eterno, ese que nos persigue por toda la vida, y que a veces gana ante de tiempos. El café ese elixir de los artistas, de los superhombres que están obligados, a transmitir lo que sienten los demás, a través de lo que ellos sienten, “el Mundo esa cosa extraña, que nunca comprendemos de Todo”, la risotada fue magnánima, libero la tensión, ya no había excusas.

Así, se dispuso a desarrollar un concepto, tal vez nunca llegaría, a buen puerto, pero el miedo no era uno de sus acuciantes, la tormenta nunca lo había frenado. Comenzó a componer, las letras y la música se ayudaban una a otras, “¿Sería posible que un mediocre, lograra un concepto en una noche?”, era su nuevo objetivo, ya había pasado meses viviendo, como un zombi, agradecido que el respirar no estuviera impuestos.

“El comienzo siempre es sobre ruinas, El ragnarok, en donde Balder triunfo”, inspirándose en la mitología nórdica, podría crear una canción y tapar la verdad, que lo desgarraba, que lo destrozaba y que le había ganado hace tiempo, “Soy el rey de los derrotados”, es una buena frase. Y poco a poco se fue tejiendo, era su premio consuelo, el que decía Gracias por participar. Lo interesante es que no estaba lleno de odio y rencor, como en ocasiones anteriores, todo esa voluntad, se había perdido, “si por mucho tiempo te llevas el mundo por delante, el va a encontrar la forma de frenarte”, seguía anotando, se sentía inspirado.

El artista, ese solitario, que descubre que los tejidos de la Vida, son incomprensibles y que el largo plazo, no era una cuestión de revancha, simplemente se pierde, se van los ideales o son cambiados por otros, porque todo se destruye, al final con lo que queda hay que ponerse en marcha. Así es el ciclo de la creación, un par de promesas sobre el bidet, de batallas que no ganamos por cobardía, de los amores que no dejamos crecer. El final es el comienzo.

Era la sexta taza de café, había tanto por hacer, por primera vez en meses sentía las ganas, el corazón latía tan fuerte que casi lastimaba, dolía pero, siempre es parte del nacimiento. Ahora se preguntaba si iba a ser un éxito comercial, “la gente sabría interpretar el mensaje”, cuando de repente, se responde a si mismo y “ Quien carajo le importa?, yo voy a escribir lo que pienso y siento”. Mas café, más rapidez en los dedos, más acordes de piano desperdigado por ahí, composiciones que serian nuevas, o robos de sus sueños no cumplidos, o tal vez de artistas que todos conocemos, porque en este momento le estaba pidiendo a la puta realidad que lo dejara tranquilo por unas horas, que si el mundo se acababa afuera, no hiciera tanto ruido,” esta noche quiero hacerle el amor a mi música”, porque tal vez encuentre redención. La felicidad tal vez sea, la capacidad de que todo nos chupe un huevo. El artista está rompiendo su código, “El deber social es transmitir lo que sentimos todos”, diría Lennon, esta madrugada se va a rebelar, ¿acaso no se construye mundos a causa de la rebelión?, en el comienzo la fuerza creadora se opuso a la soledad, el diablo la mejor de las creaciones se levanto contra el padre por envidia, y nos regalo(o nos maldijo) con el libre albedrío.

Todo es cíclico, es evolución o transformación, es vicio y virtudes. Es decir soy humano y vivo por algo, por una razón, tal vez vivo para rebelarme, para diferenciarme de los otros, para demostrar que todo lo que creen es mentira, es una vulgar frase que otro les dijo.

La música, mágicamente se escribía, después de escuchar las partes que salían de esa tecla de piano, porque en verdad se estaba curando, insultando al fondo, “estoy vivo y voy a sostenerlo hasta las últimas consecuencias”, porque de las ruinas, surgen grandes civilizaciones.

Mateo Agrimaldi, había terminado un disco, a las 6 y 43 de la mañana, dormiría algo, para luego ponerse en contacto con algún estudio de grabación, creía que alguien debía grabarlo que era buen material, ya tenía la dedicatoria y el nombre, Mar de Fuego.

2 Comments Join the Conversation →


  1. Aserejè

    Voy a hacer un disco en una noche, a escucharlo una semana y a venderlo en la calle. Para los que necesitamos morir sonriendo.

  2. Anónimo

    Quiero que los dioses bailen y se empeden asi desde el infierno subimos y bailamos para culearlos tambièn. Orgia celestial y rock and roller

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