Teníamos que irnos, debía terminar.
Al fin, la revuelta comienza:
ego frente a ego,
lamiendo heridas muertas, compartiendo regocijos con el objeto de sentirse quien no es,
abandonando todo discernimiento ante su incrédula fantasía, donde ignora la manipulación de sus
semejantes en forma de espejos que le permiten reflejar su deseo, su jugoso y falaz deseo:
desamparando su inevitable imperfección.
Poema: Contacto vitro/humano (Fragmento) – Por Bruno Angelino