El centro de mi ciudad
no tiene nada de centro.
Nace cuando muere el sol
dominado por letreros.
Mientras la gente trabaja
toda la ciudad es centro.
En todas partes se encuentra
el hombre de carne y hueso
a pechazos con la suerte
que siempre tiene algún pero.
El centro de mi ciudad
es hijo de los letreros,
de los trajes bien planchados,
de las corbatas de acero.
La sangre de las vidrieras
corre por la calle al puerto
y en el agua se confunde
con el cristal del espejo.
Calle Corrientes señala
a Calle Córdoba en vuelo:
melenas de rubio trigo
apresado en los pañuelos.
Poema: Corrientes y Córdoba, de Felipe Aldana | Fotografía: Fernando Der Meguerditchian
Thank you for your sharing. I am worried that I lack creative ideas. It is your article that makes me full of hope. Thank you. But, I have a question, can you help me?