No se trata de fingir, no es impostura, un hábito formateado para la circunstancia. No, es otra cosa. Más bien, romper las cuerdas o doblar cañerías. Darse la vuelta, en círculo o alguna forma más imperfecta. Imaginar posibles, mientras tanto. Mundos inhóspitos, pero cercanos. Acá mismo, en el mismísimo momento. Simular es crear ese momento.
Simulemos ser el centro
de un universo que gira
en rombos.
Simulemos ser calle de huesos
cordones de saliva
sol encerrado.
Simulemos ser viaje al desierto
caravana de dioses
perdidos al verse.
Simulemos ser la fe
del asesino la daga del paciente
el sueño estertóreo.
Simulemos ser perla permeable
fruto de carne
derrota inmaculada.
Simulemos ser piedras
lloviendo historias
del suelo.
Simulemos torres de agua
cruces de fuego
vuelo rasante
causa infiel
vástago fértil
muerte tardía
parto sin censura.
Simulemos ser disonantes
intensión sin verbo
metáfora sin sujeto.
Simulemos
y dejemos
de ser.
[este poema fue publicado en la tercera edición de la revista Femme Fetal]