Poesía | Transcripciones: cinco poemas de Hugo Diz - Sólo cierta calma Nada es ajeno a la mansedumbre de estas islas, gravedad de las noches, penumbras ostentosas. Riachos o curvas de gracia conviven junto a la perduración de las aguas. En días inflamados como el horizonte los hombres que aman la libertad pacientemente esperan. Todavía no han prohibido el llanto, y la belleza, Tornada […]

Sólo cierta calma

Nada es ajeno a la mansedumbre de estas islas,
gravedad de las noches, penumbras ostentosas.

Riachos o curvas de gracia conviven
junto a la perduración de las aguas.

En días inflamados como el horizonte
los hombres que aman la libertad
pacientemente esperan.

Todavía no han prohibido el llanto, y la belleza,
Tornada en rebeldía, no tiene ojos
Para la depredación o el olvido.

Sólo cierta calma viaja con el paisaje.

 

Thi

Thi,
diez años frescos y rústicos
diez años frescos y crédulos.

Por primera vez la niña
es manoseada.

Huele un olor rancio, nuevo,
y un cuerpo frenético, grotesco
encímala,
y rómpele las ropas a Thi
que mira el techo de la choza.

Afuera
esperan famélicos, excitados,
tiene todavía una tarde y una noche
para violar.

Al amanecer Thi
–diez años frescos y rústicos
ansía la última degradación:
un pelotón
de
fusilamiento.

 

VI

Las consecuencias se miden después
de los hechos,
y después de los hechos
se mide la profundidad
en que van a enterrar
al que no midió
las consecuencias.

 

La nueva ley

La nueva ley / cuyo número es
conocimiento opinión pública
declara / prohibido facilitar
libros promulguen ideologías
foráneas,
diccionarios que extiendan
siguientes significados / pan
igualdad / clase baja / campesinado /
reivindicaciones / lucha.
Señor / vecino / amigo / librero /
imprentero / bibliotecario /
si persona alguna / ambos sexos
presentase pedido material /
índole citada / ¡denúncielos!
agentes / terrorismo / atentan
seguridad / nación / tradición
aconsejan: liga / padres
buena / familia.

 

Rosario, partes de mayo 

Por la humedad dicen, la bala,
temiendo
el desenlace,
la muerte virgen, temiendo emohecerse
u oxidarse,
solita, ella solita, decidió sola
dispararse.

Por temor dicen, la bala perdida
dobló y se
incrustó
solita dicen.

Ahora los comunicados dicen
que fue seguramente
por el clima húmedo de las ciudades,
tan tercas
o tan cerca
de los ríos.

 

Textos extraídos de la antología Palabras a mano (1969-1983). Ciudad Gótica, Rosario: 2003.

 


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