Días atrás, dos jóvenes traperos sacaron un tema en conjunto llamado «Sangría». Un fragmento de la letra dice: «Te guste o no te guste, somos el nuevo rock ‘n roll». Con esta frase también promocionaron la canción en la prensa. Mientras que los jóvenes seguidores del trap festejan a más no poder la reunión de estos músicos, una parte de la comunidad ¿rockera? se atrincheró en las redes sociales defendiendo su postura: «¡Eso no es rock!». Sumaron, además, argumentos descalificadores como, por ejemplo, «¿Y a estos quién los conoce?» Al decir que ellos «son el rock» era esperable que surjan detractores a criticarlos. Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Qué lleva a ningunear ciertas manifestaciones musicales? ¿Es, acaso, una falta grave decir que, actualmente, son el rock? Como posible respuesta, e invitación a la reflexión, propongo pensar la problemática desde una perspectiva generacional.
El trap es un género relativamente nuevo[1] que está explotando en masividad en adolescentes y jóvenes. Trueno (¡18 años!) y Wos (22), los autores de la polémica frase, son dos de sus máximos representantes (junto con Nicki Nicole, Duki, etc.). Quizás, este sea el género musical más convocante hoy en día. Para dimensionar algunas cantidades, al menos del ámbito virtual, veamos el siguiente ejemplo. Un video en vivo de «Jijiji»[2] del Indio Solari (indiscutible representante de la cultura del rock en Argentina) cuenta con 66 Millones de reproducciones en 3 años desde que fue publicado. «De música ligera» [3], en el concierto de la vuelta de Soda Stereo, tiene hoy 148 M de reproducciones en 6 años desde la publicación del video. Mientras tanto, el video oficial de «Canguro» [4], de Wos, llega a las 130 M de reproducciones en solo 11 meses; la sesión de Trueno[5] con Bizarrap (un joven mago de la producción musical) tiene 117 M en un año[6]; y «Sangría» [7] (el tema de la polémica) que reunió a Trueno y a Wos, más de 7 M ¡en 4 días![8]. Si bien los números no reflejan la «calidad» de la música (considero que no es el centro de la discusión, al menos para este artículo), pueden darnos una idea del impacto que están generando los pibes actualmente. Entonces, el insensible argumento de «¿quién los conoce?» cae por su propio peso.
Hoy, te guste o no te guste, millones de jóvenes admiran a Trueno y a Wos. Como surgieron de la cultura del freestyle, es evidente que no buscan el rock como estilo, pero quizás sí como actitud. En relación a esto, siempre me hizo ruido, por ejemplo, que ciertos sectores ortodoxos excluyan a Babasónicos del rock por su estilo tan cercano al pop[9], manifestando un rechazo visceral hacia todo lo que no entre en los estándares que el rock debería tener. Quizás, como sostuvo Dárgelos por décadas, el rock no sea (solo) un estilo, sino una actitud. Guste o no guste, las palabras de Trueno y de Wos reflejan la actitud que en algún momento el rock supo tener.
Ahora bien, lo que me impulsó a decir unas palabras al respecto tiene que ver con la brecha generacional que, al parecer, divide y genera cierto nivel de violencia. En nuestro país, es común que la generación que vivió su juventud en los ’80 haya escuchado a Charly o al Flaco Spinetta, por ejemplo; y que en los ’90 se hayan dividido entre Soda y Los Redondos (por mencionar solo algunos artistas representativos). La generación actual de jóvenes, criados en un mundo dominado por la tecnología, se inclina por artistas que hacen algo distinto, siendo el trap (y otras variantes) la música del momento. Para referirse a quienes hoy en día tienen cerca de 18 años, suele hablarse de generación de cristal[10] afirmando que son frágiles y despreocupados. El nombre (arbitrario) de esta generación tiene que ver con su aparente propensión a «romperse» o, más directamente, a ofenderse. Pero, me pregunto, si ellos son la generación de cristal, ¿por qué quienes tienen más edad se ofenden cuando dos jóvenes afirman que «ellos son el nuevo rock ‘n roll»? Y, por eso: ¿es justo nombrarlos como una generación de cristal? Arriesgo una respuesta, y digo que no.
Quizás, la pregunta clave para aproximarnos a una comprensión de estas cuestiones sea la que se hizo Remo Bodei en su libro Generaciones. Edad de la vida, edad de las cosas: «¿Cuáles son las experiencias que constituyen el fundamento de una generación?»[11]. Para esto, es necesario atender a los dos posibles significados de generación: «Hay que distinguir (…) entre generación en sentido biológico, como distancia temporal entre padres e hijos, y generación como conjunto de coetáneos que comparten determinadas experiencias históricas.»[12] En el sentido biológico, afirma Bodei que pueden contarse tres o cuatro generaciones por siglo; pero que, por la segunda, las generaciones cambiarían por períodos aproximados de quince años. Y esto es lo que nos interesa, ya que «la generación sería una cohorte de individuos que nacen, crecen y se desarrollan juntos». De más está decir que, quienes fueron jóvenes durante los ’80 o ’90, vivieron experiencias muy distintas a los jóvenes de ahora. Esto no quiere decir que un adolescente actual no escuche (o no pueda gustarle) música del siglo pasado. Afortunadamente, muchos lo hacen. Pero, quizás sí, para alguien que experimentó en su juventud otra idea del rock, por ejemplo, sea difícil adaptarse a la música actual: «los viejos por lo general saben comprender menos su propio tiempo (y actuar en consecuencia) que los jóvenes. Debido a su menor flexibilidad para adaptarse a lo nuevo, se quedan tanto más rezagados cuanto más velozmente se desarrollan la sociedad y la cultura.»[13]
En fin, como se percibe cierta resistencia ante los cambios generacionales, quizás el desafío tenga que ver con adaptarse (o dejar ser) a las nuevas manifestaciones artísticas sin tanto prejuicio. Dejar que los pibes hagan la música que les guste, acompañarlos en sus búsquedas estéticas y, mejor aún, aprender de ellos. Me parece grave que se quiera silenciar voces jóvenes por diferencias ideológicas o culturales o, peor aún, por tener menos edad. Por último, quizás, las generaciones más antiguas, debamos aprender a amar las generaciones venideras con la misma esperanza de Hölderlin: «Amo la generación de los siglos venideros. Pues mi esperanza más dichosa es esa, la fe que me mantiene fuerte y activo (…). El objetivo más sagrado de mis deseos y de mi actividad es promover en nuestra época los brotes que madurarán en el futuro»[14]. Aunque, con una diferencia: esos brotes ya están madurando.
[1] Surge en los ’90 en EEUU como un subgénero del Hip Hop. (Wikipedia)
[2] Indio Solari – Jijiji: https://www.youtube.com/watch?v=5tHNjWdFRUU
[3] Soda Stereo – De música ligera: https://www.youtube.com/watch?v=OX-us7PEfkc
[4] Wos – Canguro: https://www.youtube.com/watch?v=l5QAOvBqT3c
[5] Trueno y Bzrp: https://www.youtube.com/watch?v=RHUKLQ6nWpc
[6] Es la sesión de freestyle más vista en la historia, superando a Cancerbero y a Eminem. Fuente: https://gigsmx.com/somos-el-nuevo-rock-afirma-trueno-y-wos-en-su-nueva-cancion/
[7] Trueno y Wos – Sangría: https://www.youtube.com/watch?v=xWkKAbENwAs
[8] Al momento de escribir este texto.
[9] Sin embargo, en relación al «estilo» de las canciones de Babasónicos, invito a que escuchen temas como «Soy rock», «Egocripta», «Poder Ñandú»; o discos como «Dopádromo» o «Babasónica».
[10] https://heraldodemexico.com.mx/tendencias/quienes-son-la-generacion-de-cristal-y-cuales-son-sus-caracteristicas/
[11] BODEI, Remo, Generaciones. Edad de la vida, edad de las cosas, Ed. Herder, 2016, p. 54.
[12] Bodei, p. 52.
[13] Bodei, p. 17.
[14] Bodei, p. 100.