Crónicas
«El jazz latiendo su sonido irregular, loco, sobre la tarima, es el corazón del tiempo», gritó alguna vez Raúl González Tuñón y nosotros, abrazados a sus palabras, nos sumamos a los aplausos de nuestra compañera que, con la sonrisa amplia, esgrimió estos renglones.
La noche es agradable y despejada mientras mi taxi se dirige por segunda vez a Kika, este bar ubicado en el centro de la ciudad (Urquiza 1580) que abre sus puertas al público con ese <look cool> que lo caracteriza. En su auténtica decoración brinda un ambiente colorido y extravagante.
Llego, me siento en una mesas de dos, un muchacho de camisa divertida se acerca y me alcanza la carta, tengo un poco de hambre, así que no miro los precios y elijo un plato de rabas a la romana mientras Lucrecia Aragón en voz y Sebastián López en guitarra nos traen desde el escenario una combinación de técnica y sentimientos direccionada a la tradicional música Jazz.
Este género de origen estadunidense surgió a fines del siglo XIX y además de ser una música tradicional que ha logrado expandirse por todo el mundo, fue, es y será influencia de diversos géneros musicales; como también llegó a convertirse en inspiración y pasión de distintivos escritores, algunos pertenecientes a la Generación Beat (movimiento que atravesó la década del 50).
Precursores como Jack Kerouac y Allen Ginsberg escribían poesías al ritmo del jazz, las notas musicales eran verdaderos rasgos de sus prosas libres e instintivas. También Julio Cortázar en su novela Rayuela deja pistas claras relacionadas al jazz que afectan a los personajes en el desarrollo de la obra “y así va el mundo y el jazz es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra, salta barreras, burla aduanas, algo que corre y se difunde” (capítulo 17) .
Después de tanto preámbulo, volvemos al sábado por la noche donde Lucrecia llega con una pollera floreada hasta el suelo portando luminosidad artística, se sube al escenario y arranca el show, Sebastián la acompaña naturalmente con la guitarra en un repertorio que transita canciones como Round Midnight, Thelonious monk , Cheek to Cheek entre otras, recorriendo momentos de intensidad, frescura y un delicioso nivel interpretativo que se trasmite al público que permanece sereno, con interés de conocer, disfrutando de una noche jazeera de mucho condimento y buen gusto.
La simpatía del dúo protagoniza con espontaneidad la actuación, en los intervalos aparecen bromas cómplices que hacen aún más cálido y cómodo el ambiente. La adrenalina sube cuando en el final se pide una canción más, concluyendo el espectáculo con el famoso tema Hit The Road Jack de Ray Charles.
«He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles, negros al amanecer buscando una dosis furiosa, cabezas de ángel abrasadas por la antigua conexión celestial al dínamo estrellado de la maquinaria de la noche, quienes pobres y andrajosos y con ojos cavernosos y altos se levantaron fumando en la oscuridad sobrenatural de los departamentos con agua fría flotando a través de las alturas de las ciudades contemplando el jazz.
(…)
Quienes corretearon hambre soledad por Houston buscando jazz o sexo o sopa…»
Hermosa tu voz nena!