Hay minerales perdidos en la grava, valiosísimas piedras preciosas en las paredes, formando altares dentro de la casa, a la par de una estufa, quemándose en las leñas; hay hombres que regentean vidas, las compran y venden, las apuestan en una contienda, alterados, tomando pastilla tras pastilla, saboreando los minerales, las piedras preciosas, llenas de baba, arruinadas con la molienda de unos dientes que suman una renta. Hay en ellos una intención o un llamamiento; hay otros que, mientras tanto, están escarbando, sacan riquezas de los pozos y después se echan a dormir un largo rato, hasta que los tapa la arena, y nada más se sabe.
Ella se cuela por las hendijas,
el viento termina de amontonarla
en el corazón de las cosas.
Una abundancia de piedras infinitas e ínfimas
dando vueltas,
formando dunas.
El diamante también es una piedra
pero cotiza en la Bolsa.
Este guacho me manda a una mina en medio del desierto.
Dios escupe arena sobre Namibia.
Un salario, mi vida por un salario
somos esclavos del trabajo.
Una vez que ya no se vendan diamantes en Ámsterdam
quedará pura arena.
Dunas altas
como las paredes de este caserío.
Dunas y abandono
en el corazón de las cosas.
El turismo prostituye y
el capitalismo abandona a sus criaturas
cuando da pérdidas.
Dios escupe arena sobre Namibia.