Las balas humeantes castigan nuestra memoria:
su vestigio herido
despide el perfume de la hierba en madrugada
del rocío manso que duerme
entremezclado con el olor de la sangre
y la carne violenta de las llagas
…la guardia gris reprimió con gases y palos
con saña, ellos reclamaban
pan y abrigo y futuro
por ser la secreción que hace los bienes
manos que desaguan la lluvia forzosa
que organiza el mundo del que otros se apropian…
Sabemos de la violencia desbocada
el explosivo bajo la cama, los atentados
la ofrenda épica, la paz con custodia
los uniformados, los espías y las intrigas
el silencio de tribunales y la libertad condicional
de las riquezas
y un grupo de hombres que mandan matar
de la democracia que permite
el flujo árido de la expresión
y cercena y acorrala los excesos de la acción
…cayeron con furia
tropas de escudos, cascos y bastones
bandas armadas, agentes infiltrados
dientes afilados en el odio…
nos inquieta el que pudo morir, y sobrevivió
el llanto agónico
del que probó el dolor
como el caldo mortífero
que calienta las venas
…por defenderse, les cayeron
por reanimar su voluntad y lanzarse
la genuina razón que confiere
el hecho de que todo cuanto hay
haya sido, por sus manos, creado…
sabemos, también, de la bancarrota
la panza hambreada y la boca curtida
la sustancia que muele tendones
la espalda curvada en el trabajo
y los parlamentos inútiles y las cortes selectivas
y las policías depredadoras
y los mismos hombres de siempre
…y todo cuanto hicieran
y todo cuanto imaginaran
todo les fue usurpado
y aun así, pretenden la obediencia…
no hay piedad sin que duela el propio pecho
y el frío y la sospecha y el odio y el deseo
la conciencia no se tuerce con blanduras
y el fuego se devuelve en fuego y el agua, en agua.