Crónicas | Litófagas - Por Micaela Gazza

¿Qué se esconde detrás del costumbrismo? ¿Cuáles son las construcciones culturales que se filtran en el quehacer cotidiano? Nuestra cronista se acomodó en la oscuridad de un teatro que siempre se reinventa. Juntó las sensaciones de fin de año con los misterios de las luces apagadas y los discursos de una escena que se repite en las esquinas de la ciudad. Hay mucho más que dos escobas rascando el piso, afirma, mientras acentúa las dosis de absurdo que componen el relato.


Llegando a fin de año uno no puede escapar de sus propios pensamientos que lo llevan a realizar el tan temido pero obvio balance anual. Pareciera que el calor nos despierta la reflexión. Entonces es cuando viene a la cabeza lo que hizo, lo que no; lo que dijo, y lo que no…

Precisamente en esto último es donde me quiero detener, lo que se dice. Es sabido que hay diferentes formas de decir, se puede decir mucho con palabras, con gestos con acciones, pero mis favoritas son las cosas que se dicen entre líneas, las que se muestran sólo a penas, y no me refiero al sarcasmo, lejos está de serlo,yo me refiero a algo más profundo, algo que está pero no es explícito.

Y es de nuevo en este momento en el que me vuelvo a detener, me refiero a detener mis pensamientos, para profundizar en lo que se dice entre líneas; que es justamente esto lo que me llamó la atención de la Litófagas.

Una charla que sucede entre dos señoras que vigorosamente barren. Buen día, buen día, se saludan cordialmente, y como en una especie de ola gigante e interminable se viene una lista de palabras y frases que en principio no dicen nada. Pero que a medida que va transcurriendo la obra, van apareciendo en esta lista de palabras y frases algunas que quieren decir: relatan hechos históricos, aflicciones, asuntos de importancia familiar y personal, miedos. Se van saliendo por una rendijita muy de a poquito, sutilmente, para el que lo quiera ver.

Estas palabras estuvieron siempre acompañadas de acciones, me animaría a decir que simples, pero simples en el sentido de que si las tendría que describir a grandes rasgos diría que barrían, por ejemplo. El tema es que es una producción de El Rayo, aunque se trate de alumnos avanzados y no del elenco, y que barrer nunca es apenas barrer. Esa acción era realizada con una intensidad tal que pensaba que iban a gastar el suelo. No barrían sólo con la escoba, barrían con el cuerpo, con la mirada.

Los cuerpos de los chicos (Martín Arriete y Yamil Barbero) respetaron a la perfección las costumbres de su casa formadora, y tenían en todo momento tensión, intensidad, incomodidad y mucho sentido de la estética. En lo que también le hicieron honor fue en la sincronicidad con la que sucedían las cosas, todo perfectamente enmarcado, cada palabra en el momento justo, cada mirada, cada movimiento por mínimo que fuera, tenía un momento, un tiempo y un porqué.

La obra no cuenta con ninguna escenografía más que las escobas de los personajes y el vestuario era un batón blanco para cada uno. Los rostros también blancos y los cabellos empalidecidos, cubiertos por un pañuelo.

No sé si le pasará a alguien, pero yo soy de las personas que cuando hay apagón hago fuerza con los ojos para ver que está pasando. En la mayoría de los lugares puedo saberlo porque suele haber una luz de algún lado. Pero allí no, hasta ahora nunca pude ver nada, eso me encanta, lo intento cada vez que voy pero el oscuro de sus apagones es tan intenso que no logro ver nada. No me entero de los cambios hasta que se prenden nuevamente las luces. En este caso, ocurre que los chicos se vuelven a vestir.

Si tengo que ponerme detallista diría que vi algunas «cositas» que no salieron «perfectas»; igualmente a estos chicos los dejás un tiempito más y se vuelven como los del elenco. Personalmente me considero fan de El Rayo. Me animaría a decir que de los grupos de teatro independiente de Rosario es el mejor, el que tiene el funcionamiento mejor organizado y dedicado exclusivamente a hacer teatro.

Calor, cerveza, palabras, fin de año, balance, lo que se manifiesta, la comunicación, la incomunicación, todo lo que dice un «buen día».


Contacto

Teatro El Rayo Misterioso

Ficha técnica

Dirección: María de los Ángeles Oliver 
Dramaturgia: Aldo El-Jatib
Actúan: Martín Arriete, Yamil Barbero

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