Por Flor Intheflowerland | Ilustración: María Victoria Rodríguez
Lo que pasa es que no puedo conciliar
el ruido de adentro con el de afuera, es decir
imprimir esta gallina, desmenuzarla sobre el cuaderno,
y a la vez pensar en blanco, en gris, en otro lado
donde las gallinas no se recortan, ni tienen pico
sino que son un ruido a campo, simplemente.
Lo que pasa es que mi lado menos terrestre
me lleva hacia el costado, mientras la gallina que imprimo
me picotea los ojos, las manos,
para que despierte, diciendo que acá están las cosas
que puedo tocar, y mirá cómo duelen, si quieren,
casi como los otros dolores
que vienen de adentro, de cualquier sombra
de cualquier ave imaginaria, sin corral,
que vuela dejando igual un vacío
un dolor distinto, que me camina
allá, acá, en todas partes,
como si yo fuera una sola herida
y al mismo tiempo el picotazo.