Hace casi 3 años lxs estudiantes de la universidad pública venimos sufriendo día a día el ajuste y las políticas neoliberales que inciden en nuestro campo de incumbencias y nuestra vida cotidiana. Parece que fuera ayer cuando advertíamos que el macrismo venía a imponerse contra la Ley de Salud Mental que tanto nos había costado construir y a tantísimos otros derechos más. Arrastramos hace ya varios meses las políticas de vaciamiento del Estado, que nos encuentra a les estudiantes de la pública siempre organizadxs: clases públicas, marchas federales, movilizaciones, toma de rectorado, asambleas y al fin, nuestra mayor apuesta, la toma de nuestras propias facultades.
El lunes 3 por la tarde, realizamos una asamblea estudiantil en la facultad de Psicología con una enorme convocatoria a estudiantes. Ahí mismo se definió como medida de fuerza la toma.
Se sentía en el aire como una brisa setentista, esta historia ya nos la habían contado. Nuestras dedos bailaban en los teclados reenviando el mensaje para convocar a todxs, nadie podía quedar afuera, las cosas tenían que cambiar.
Compañerxs y amigxs comenzaron a llegar; frazadas, bolsas de dormir, equipos de mates, guitarra y fogón. En medio de la mística transformadora también existen las diferencias, propias de estar construyendo un nuevo camino, pero siempre apostando a confiar, sabemos que nuestra única herramienta es la política, y no nos la van a sacar. Discutir política, discutir organización y prender el fueguito para cocinar.
El primer día, más improvisado, fueron hamburguesas. Un grupo se encargó de prender el fuego y asarlas, otro de armarlas y otro de repartirlas. Organización, unidad y solidaridad aplicada en los detalles. Otras tareas requerían más disciplina como la seguridad; también lo coordinamos sin problemas. Y por supuesto, no podía faltar una comisión de género, organizada por las pibas, atenta a acompañar en lo que fuera necesario. Fogón, rock, folklore, rap, guitarreada, debates, anécdotas, compañerxs. Así luchamos, con alegría porque nada se puede con la tristeza que paraliza y te deja en soledad. Está en juego nuestro futuro, y es por eso que cada día somos más.
La noche del lunes fue muy tranquila, estábamos todxs ansiosos y mucha energía renovada. Las aulas devinieron piezas, repletas de frazadas y bolsas de dormir, haciéndose realidad aquello de «nuestro segundo hogar». Al otro día nos levantamos, la militancia continúa, nueva convocatoria: a las diez de la mañana, en la Plaza Montenegro, nos juntamos para ir a acompañar a trabajadores del cordón industrial. A este ritmo continúan nuestros días, es tiempo de estar, con trabajadores, con estudiantes. La universidad pública es nuestra.