Urgente,
la situación es incontrolable
y se declaró el Estado de Sitio.
En pleno microcentro del cielo,
dos estrellas fugaces
que eran perseguidas
por un patrullero de la moral
chocaron contra la luna
y dejaron al mundo en coma.
A su vez,
trascendidos indican
que ejércitos civiles,
liderados por el fuego y la belleza,
se tirotean con las fuerzas de la culpa,
en la frontera con la nada.
Además,
desde las bases militares del océano
avanzan varios carros hidrantes
para dispersar a organizaciones
de sirenas y unicornios que,
encapuchados y armados
con silencios fatales,
cortaron todos los accesos al mar
con pancartas inmensas que rezan:
«Amores como el nuestro
quedan ya muy pocos».
Poema publicado en nuestra cuarta revista de Literatura y Artes.