Ensayos | Una nación para el desierto algorítmico | Parte II - Por Andrés Mainardi | Ilustra: Bunsa

«Nos persiguen con largos algoritmos perversos
eso es adecuado para instalar un dossier de pavadas»

 Teóricos – Babasonicos

 

Borgenizar la política

En el año 1946, el escritor argentino Jorge Luis Borges escribía «Del Rigor en la Ciencia» y sintetizaba, en menos de dos párrafos, una gran enseñanza: de nada sirve un mapa del tamaño de un territorio.

En el año 2015, el dirigente Nicolás Del Caño declaraba que las dos fuerzas políticas a enfrentarse en el ballotage presidencial «eran lo mismo» y sintetizaba, en tres palabras, otro gran legado estratégico: equiparar y rechazar a dos contrarios por el simple hecho de no encajar en tu mapa interpretativo sólo puede conducirte a una catástrofe.

Analizar, identificar, comparar y lograr una síntesis soberana sobre el conflicto entre Estados Unidos y la República Popular China es, a la vez de necesario, una tarea urgente para el contexto que atraviesa nuestro país y la región.

Los entre líneas del notable escritor porteño delinean un gran paso para comprender que el buenismo ideológico desanclado de lo real puede llevar a un país al peor de los infiernos. El demonio no es tan negro como es pintado, decía Dante, a veces puede llevar la cara de un joven entusiasta de izquierda.

Hay una forma más sutil y sofisticada de hacerlo. El contexto nos pides ser más borgeanos que delcañistas. Estrategia y legado: armar un mapa requiere de inteligencia práctica y no de idealismos infantiles. 

Titanes sobre tierra firme

El axioma de la escritura contemporánea está formulado: más datos son menos opiniones y a eso se le agrega: mejor que los datos son los relatos que se pueden hacer con estos. Big Data y Literatura: para salir de la mímesis digital basta tan sólo una metáfora.

Si uno lee el resumen del plan quinquenal Chino 2016-2020, el primer punto a desarrollar son las transformaciones productivas en consonancia con los desarrollos tecnológicos: Big Data, Internet de las Cosas (IoT), e Internet Plus aplicadas sobre producción, salud, educación, cultura, deportes y cuidado de ancianos.

Por cada graduado en alguna carrera STEM (Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas) en Estados Unidos, hay cinco que se gradúan en China. Por eso mismo, en el año 2018, Trump elaboró un plan de educación dirigido hacia esas asignaturas para no perder el rastro e intentar seguir siendo «la envidia del mundo del progreso» a la sombra del auge oriental.

En menos de 20 años, Estados Unidos perdió el liderazgo en el mercado científico-educacional y, en este momento, se encuentra en el tercer puesto detrás de India. Mientras tanto, el gigante asiático, fabrica treinta mil científicos por año en ciencias duras y ocupa el primer lugar en el ranking mundial.

Quien maneja el rigor de la ciencia de una época, maneja las formas de producir, consumir y comunicar de la misma. Hace cinco años, el país oriental, además de liderar la formación científica del mundo, lidera las firmas de patentes mundiales en tecnología.

Cada vez que los grandes monstruos de Silicon Valley apuntan a querer ganar el mercado global, se olvidan del Estado o tratan este componente de lo social como un impedimento para desarrollar sus potencias, siendo Google y Facebook las empresas líderes en monopolización y evasión fiscal de Estados Unidos.

Ciencia pública vs. Propiedad privada: datos no opiniones.

Sin capacidad estructural ni voluntad política, el jefe de gobierno yankee responde: sin paz científica habrá guerra de mercado. Mapeo: Trump maneja un país económicamente digitalizado. Xi Jinping una nación científicamente tecnologizada.

Ilustra: Bunsa

5G – Un fantasma recorre el mundo

En 1848 se publicaba por primera vez en Londres el «Manifiesto del Partido Comunista», Karl Marx y Friedrich Engels marcaban el programa de la Liga de los Comunistas y se abría una consigna histórica: el fantasma del comunismo recorre Europa.

En el año 2018, Huawei desplazaba a Apple y se transformaba en la primer empresa China líder en el mundo telecomunicacional, logrando así escribir con acciones su propio «Manifiesto Tecnológico»: el fantasma del 5g recorre el Mundo. 

De la misma manera que los escritos de los jóvenes idealistas despertaron el pánico en una Europa en decadencia, el despegue de la empresa China despertó el pánico en países como Estados Unidos (competencia comercial directa) y en Alemania (aliada estratégica) y, de esa manera, en todo los rincones del mundo.

Desmitificar el 5G para no salir con un cartel a la calle en plena pandemia es otra tarea necesaria para comprender el mundo por fuera del conspiracionismo. Si el debate por el desarrollo de este proyecto no se lleva a discusión en los organismos internacionales pertinentes, América Latina seguirá corriendo tras el mejor postor sin un horizonte claro: resistiendo las restricciones económicas de China y zigzagueando los ataques frontales de la gestión norteamericana.

Post Pandemia en América Latina: hacia un New Deal digital

En la edición número 251 del Le Monde Diplomatique del mes de mayo, Mariano Schuster, escribió un ensayo sobre el rol de los intelectuales en el mundo que viene. En simples palabras, la nota hace referencia al lugar estratégico de los intelectuales prácticos en un contexto post-pandémico.

Muchas veces estos personajes, enjuiciados de empiristas o conservadores por una casta de idealistas verbales, han logrado los cambios más importantes en las sociedades concretas. En un mundo de exceso de interpretaciones, necesitamos intelectuales que se animen a enfrentar el fracaso saliendo de su confort narcisista.

En consonancia con el texto, Schuster propone un nuevo Estado de Bienestar atendiendo a las urgencias actuales. Con birome azul, like a teacher, anoto descaradamente sobre el papel de diario: hacia un keynesianismo digital.

Cuando el neoliberalismo pierde creatividad, la izquierda propone idealismos y así se abre un sendero sobre el paisaje que se bifurca: es momento para conceder un lugar a la imaginación práctica, es decir: llegó el momento de hacer vasijas con el barro del Estado que nos tocó.

La oportunidad es un derecho

En Argentina conviven ciudadanos de tres tiempos distintos. Del siglo XIX asediados en la pobreza, del siglo XX incluidos dentro de los distintos procesos históricos de industrialización y del siglo XXI protagonistas y artífices de las nuevas experiencias del capitalismo digital.

En América Latina cuatro de cada cinco personas piensan que la ciencia y la tecnología van a quitarle el empleo. A pesar de esto, la mitad de los latinoamericanos poseen un smartphone pero al treinta por ciento de estos no les alcanza el dinero para vivir. 

Se pinta un paisaje. Pobreza analógica y riqueza digital: 16% de los latinoamericanos que tiene un smartphone afirman que han pasado hambre.

Argentina Construye es un programa federal de inversión pública que llevará adelante el Estado Nacional para generar 750.000 puestos nuevos de trabajo con una inversión de 28.000 millones de pesos en materia de construcción de 6000 viviendas nuevas en todo el país.

Este ejemplo, demuestra que el Estado argentino puede seguir haciendo cosas. Es muy sencillo caer en el reduccionismo: «lo material por un lado, el conocimiento por el otro». 

Por eso mismo, el escenario que se avecina, pide a gritos un contrato social tecnológico. En el que la revolución 4.0 —desde el punto de vista industrial— aporte a un diálogo en la reformulación de las capacidades regulatorias del Estado, para que los procesos de formación educativos y profesionales venideros se suban al bote de las exigencias que plantea el mundo.

Desde el año pasado, Dinamarca tiene un embajador en Silicon Valley: ¿qué es lo que nos impide seguir este estilo de políticas? 

La automatización no es automática. Si en los años ’30 y ’40 se habló de un Estado de Bienestar, tenemos que tratar de pensar en una Tecnología del Bienestar. Es decir, en simples palabras, la desigualdad tecnológica no la arreglará el Mercado. Cuando hay un problema serio en el mundo, se plantea que es un problema educativo: ¿con la educación alcanza? 

No sabemos si alcanza pero sí que funciona. Al tecno-liberalismo de saco y corbata, guardapolvos blancos digitales.

Ilustra: Bunsa

Gente sin rostro

Todo gobierno tiene un pueblo irrepresentable. En la Argentina peronista pareciera ser que cuando gran parte de la sociedad «se equivoca» se transforma en la gente, porque el pueblo, el pueblo nunca votaría a De la Rúa.

Pareciera ser que la fórmula de la derrota es sencilla: Cambiemos igual clase media. Clase media igual fake news. Fake News igual a Nuevo Orden Mundial. El orden de los factores no altera el producto.

El escenario de una democracia de la derrota es el escenario del fin de los grandes medios. Si el pueblo tiene piqueteros, la gente tiene trolls. Es decir, si la épica del pueblo está en las calles, la de la gente está en Internet.

Si el peronismo es el hecho maldito del país burgués, la clase media es el hecho maldito del país peronista. En un país donde un algoritmo puede valer un voto, los discursos sin rupturas son aquellos que fragmentan y dirigen la opinión pública en Internet.

Hoy la gente es la que no sabe qué hacer con la vida propia dirigida por el Estado. Los que cuidan más el patio de su casa que su vida social. En un escenario de muerte, el Estado argentino busca recuperar las calles pero no debe olvidarse de Internet.

Alberto se encargó de garantizar la vida por la muerte y hoy los irrepresentables son los que no entraron en el Estado de ayer. Jorge Elbaum enumera algunos de estos sujetos entrañables «anticuarentena» pero: ¿Cuántos Estados se banca Internet?

Sólo las cuestiones del éticas y sociales del Estado, pueden poner un freno a la relevancia de los avances tecnológicos. Argentina es un país donde siempre el pasado se ve más claro que el presente. Fukuyama de manual. Creer que el fin de la historia coincide exactamente con nuestra llegada al mundo.

«La economía de plataforma no es ni ha sido nunca libre: o se la dirige y controla por el Estado en beneficio del Pueblo o la manejan los grandes monopolios en perjuicio de la Nación».

Para recorrer el Estado hay que ponerse botas de plástico pero para recorrer la sociedad digital hay que ponerse botas de vaquero. Si Perón habló con José Ber Gelbard. Alberto deberá hablar con Marcos Galperín.


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