Del cielo de tus ojos
al agravio de tu ausencia,
de mi pena a la luz de tu sombra,
y del sonido de tu voz como ecos aplastantes
ya no quiero saber.
¿Qué le importa a mi tierra bañada de sangre,
y a su vástago herido de muerte,
que haya venido el tiempo a aplacar el dolor?
Texto: Agostina Razzetti Koller | Fotografía: Eva Wendel y Brenda Galinac