Ensayos | La vida, estructurada y funcional - A los que vienen con estructuras determinadas de cómo vivir, les decimos que si esa es la construcción social que plantean, nosotros preferimos los cimientos de la vida en falsa escuadra. Por Cósme Fulanito * Viviré la infancia como aquella etapa de la vida donde la ingenuidad será la fiel compañera del ocio, el cual […]

A los que vienen con estructuras determinadas de cómo vivir, les decimos que si esa es la construcción social que plantean, nosotros preferimos los cimientos de la vida en falsa escuadra.

Por Cósme Fulanito

* Viviré la infancia como aquella etapa de la vida donde la ingenuidad será la fiel compañera del ocio, el cual será disfrutado en primacía como nunca;
* Curzaré la escuela primaria bajo la supervisión de mis padres y, a su vez, me iniciaré en la práctica de algún deporte o en el aprendizaje de algún arte;
* En los veranos, en principio me iré de vacaciones con mi familia;
* Incursionaré en la adolescencia con mi mayor entusiasmo, enfrentando la mayor cantidad posible de situaciones desconocidas y dando como respuesta a cada una de ellas los primeros indicios de mi verdadera personalidad;
* En los veranos, ahora me iré de vacaciones con mis amigos;
* Llegará la hora de sentar cabeza. Afrontaré la etapa de mis estudios universitarios con mayor seriedad.
* Serán ellos, precisamente, los que me permitirán gozar de una vida plena en mi futuro inmediato. A su vez,
formaré pareja de un modo cada vez más formal;
* Finalizaré mis estudios universitarios y buscaré la estabilidad económica mediante la consolidación en un buen empleo. Luego, llegará el momento de contraer matrimonio y, más tarde, de formar una familia;
* Juraré amar hasta el día de mi muerte a una única persona y pasaré a compartir con ella la totalidad de mis bienes materiales;
* En mis vacaciones, ahora iré de viaje con mi esposa y mis hijos;
* Me esforzaré por crecer laboral y económicamente. Les brindaré a mis hijos las mejores condiciones posibles para que ellos también puedan escoger su camino y obtendré paralelamente el respeto y la admiración por parte de la sociedad.
* Asumiré la vejez con paciencia y consideraré el disfrute de ella como la recompensa por tanto esfuerzo brindado;
* De este modo, habré realizado satisfactoriamente mi vida. Habré transcurrido por todas las etapas que la misma comprende. Habré aprovechado y desperdiciado; habré acertado y pecado; habré dado y recibido; pero, por sobre todas las cosas, nunca, pero nunca, habré conocido la verdadera libertad.
 
La vida, estructurada y funcional
La vida moderna -y esto va como una consideración personal- se presenta como un abanico infinito de posibilidades. Todo parece ser alcanzable. Innumerables barreras que a generaciones anteriores parecían haberles limitado su accionar, aparentan ahora haber sido derribadas.
Sin embargo, la vida moderna, como cualquier época pasada, no escapa a la ligazón con alguna estructura abstracta y preestablecida. La afirmación que asegura que en la vida moderna se cuenta con mayor libertad, puede ser rápidamente refutada. Es que en los tiempos que corren, a decir verdad, se vive con otras libertades y, por supuesto, con otras limitaciones. No se trata, entonces, de una modificación cuantitativa, sino cualitativa.
Son conocidos muchos casos donde se ve con desestimación la posibilidad de llegar a determinada edad sin una vida “consolidada”. Se asume como normal, lógico y hasta natural el cumplimiento de ciertas etapas que van acordes con ciertas edades.

 

“¿A vos qué te gustaría ser cuando seas grande?”. Ya de chico se acorrala con la pregunta. Un poco más cercana la edad donde se asume verdaderamente la decisión, el interrogante sufre una pequeña modificación: “¿En qué pensás dedicarte el día de mañana?”. Está incorporado. Responde a una estructura ya preestablecida, la cual se constituye a partir de una serie de diferentes funciones que, a partir de sus diferencias, se interrelacionan entre sí. Es que actualmente se vive (salvando leves excepciones, por supuesto) bajo el Estructural Funcionalismo.
El mismo se presenta en el campo de la investigación sociológica, esto es, en el estudio de los grupos sociales, como aquella perspectiva que asume a la sociedad como una comunidad dotada de autorregulación, apoyada en el equilibrio otorgado a partir de la libre interrelación constante de cada uno de sus elementos.
En un lenguaje un poco más vulgar, el Estructural Funcionalismo concibe a la sociedad en armonía y no como otros enfoques (como por ejemplo el Materialismo Histórico de Karl Marx o el Histórico Comparativo de Max Weber) que la comprenden según la existencia permanente del conflicto, alentado por la intensa relación de intereses discontinuos entre los diferentes subgrupos que la conforman.
A su vez, el Estructural Funcionalismo considera la existencia de Status y Roles, los cuales se encargan de definir los lugares que cada uno de los individuos habitan dentro de la estructura social. El primero, se refiere a la posición que cada individuo ocupa dentro del grupo, en tanto su relación con los otros actores; mientras que el segundo, alude al papel que el individuo tiene de acuerdo a ese status que posee.
La vida se presenta, entonces, como un camino inequívoco e igual para todos. La misma es entendida como un recorrido progresivo, lineal. Se asume una concepción moral del éxito y se la considera como verdadera. Existe, supuestamente, una estructura social que nos incluye a todos y en la cual cada uno de nosotros, a partir de nuestras diversas tareas, somos funcionales a ella.
Se trata, sencillamente, de una concepción etapista. En un principio se encuentra uno bajo la supervisión de los padres o de cierto tutor. Posteriormente, y ya avanzado en edad, deberá arreglárselas por sus propios medios. El matrimonio supone el pasaje de uno a otro nivel. Esto es, de la situación de dependencia a la de independencia.
Así, se admite que uno en la vida debe desarrollar una determinada función. Ésta es entendida como una profesión. Dicha actividad se diferenciará del resto y esa distinción es lo que permitirá la relación armoniosa entre una y las demás partes, a partir de la necesidad mutua que todas ellas poseen. Para ello, será recomendable una previa capacitación, la cual en muchos casos es otorgada por establecimientos educativos.
Resulta entonces conveniente poseer los estudios tanto primarios como secundarios completos. Así, uno dedica sus primeros años de vida al cursado escolar. Posteriormente, la posibilidad de un estudio de mayor jerarquía académica es concebida como el conducto para lo que se ha decidido ser por el resto de la vida adulta. De este modo, de acuerdo a las posibilidades de cada uno, se escoge en lo posible el acceso a un estudio terciario o universitario, como así también a la posterior formación mediante una maestría o doctorado. Por lo tanto, pocas veces el mismo es asumido a partir de un impulso vocacional y muchas veces es, en cambio, aceptado como la capacitación necesaria para la realización profesional escogida para desenvolverse de allí en adelante.
El status social verdaderamente se cumple. La sociedad, aunque sea difícil de localizarse, todo lo ve y todo lo juzga. El ascenso social y económico se ve determinado a partir de la adquisición de bienes materiales y el mismo es un conducto estrechamente vinculado con el respeto y admiración de esa sociedad.
A la consolidación económica le sigue el matrimonio. Una firma asegura que desde ese momento hasta el final de la vida terrenal se amará a otra persona. Lo sentimental también debe ser materializado de algún modo. Como prueba de ello, la totalidad de los bienes (aquellos adquiridos a partir de la independencia anteriormente mencionada) serán compartidos de allí en adelante. Luego, será el momento de concebir un primogénito. Así se cumplirá el ciclo. Una nueva familia será constituida y como tal se desenvolverá una y otra vez según pasen las generaciones.
Pero el Estructural Funcionalismo empieza a tambalear a la hora de los interrogantes. ¿Por qué debe uno responder a esos parámetros? ¿Qué hay si se decide ir improvisando sobre la marcha?
Así podría establecerse una lista verdaderamente infinita de cuestionamientos. Creemos vivir libremente, pero en realidad respondemos constantemente a ciertos patrones morales que regulan el transcurso de nuestra vida. Creemos ser diferentes entre sí, pero en realidad somos funcionales a una misma cosa a partir de esa diferenciación.
A propósito, y para ir cerrando, vale rememorar la ingeniosa declaración que el cantante de la banda grunge Nirvana, Kurt Cobain, supo manifestar alguna vez cuando afirmó: “Ustedes se ríen de mí porque soy diferente, pero yo me río de ustedes porque son iguales”. Muchos asumen esta frase como predilecta cuando quieren hacer alusión a una distinción propia en alguna actividad. En realidad, la diferencia a la que se refería Cobain no es esa, sino una mucho más radical. Aludía, en realidad, a la elección de un camino diferente, por fuera de lo que hace la mayoría. Un camino propio y libre. Libre de todo, pero libre fundamentalmente de lo que le es impuesto a la mayoría. Un camino libre de verdad. Un camino que, en definitiva, se encuentra por fuera del Estructural Funcionalismo.

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  1. Alejo

    Estructurame esta sistema!

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