Cuentan allegados al autor de estas líneas que casi sin saber cómo, su birome comenzó a vomitar confesiones atolondradas en una noche de mates lavados y pan duro; y después de pensarlo un rato, decidimos dejarlo pasar.
Yo tuve todo el tiempo en mis manos
y caía deshojado como granos de arena
tenía la canción que había buscado
sonando entre el enredo de mis venas
Había sacudido los temores
mi costado maldito estaba rengo
dibujé sentimientos encontrados
perdidos en postdatas desastrosas
Tenía la costumbre de engrupirme
dejarme entre las cuerdas de la derrota
sabía hacer llorar a los cocodrilos
y hacía brillar a las antorchas*
Tenía el encanto entre los ojos
con todas las mentiras de mi lado
y el mundo era pedazo de papel
con mamarrachos de amor desafinado
Ahora me queda un corazón en cuotas,
sueños con las alas rotas, que les cuesta despegar
Y a veces medio moribundo
¡pido que paren al mundo porque me quiero bajar!
Tengo espinas, tengo flores, sonrisas y mal de amores
abrazos y soledad
Silencios que escupen frío, y un olvido jodido
que no te quiere olvidar
Traigo memoria caliente,
atragantada en los dientes del puto ‘76
Una lanza en el costado, con un rebelde guardado
que a veces quiere morder
Tengo el número del Tata, la vida dentro de una lata
y al diablo de operador
La suerte ya está gastada y entre mi pared y mi espada
la culpa pide perdón.
sabía hacer llorar a los cocodrilos
y hacía brillar a las antorchas
Bravo