Los boliches no son mi hábitat natural, así que estoy acá, tratando de extrapolar situaciones y lugares cotidianos, para sentirme un poco más a gusto. Este lugar definitivamente no se parece al patio de mi casa. No importa, hoy es una ocasión especial: Mamita Peyote presenta su primer disco, y hay expectativas de que sea una verdadera fiesta. Todo esfuerzo por pasar inadvertida se derrumba cuando Eva se dispone a sacar las primeras fotos, para lo cual es estrictamente necesario que yo quede como un guarda-cosas humano: doble cartera, doble abrigo, doble trago. Cuando se acerca la hora del comienzo de recital, ya hay mucha gente.

«Voy a vivir el momento contigo. Y alguna vez callaré, callaré al escuchar lo que me va a contar…»

La ansiedad del público se siente cuando los aplausos se hacen oír aun antes de que la banda suba al escenario. Pienso «este público administra mal los aplausos, cuando suban, van a tener las manos rojas y cansadas», y me equivoco. Se aplaude mucho y con ganas, sobre todo cuando la hipnotizante Eugenia entra a escena. Empieza el recital con «Rumba», uno de los temas del disco. Me sorprendo cuando noto que el público se sabe la letra; se ve que son fieles los peyoteros. Durante más de una hora y media, tocaron los temas del disco nuevo y algunas versiones: entre ellas, una enérgica y arrobadora interpretación de «Start wearing purple», de Gogol Bordello, que literalmente nos voló la peluca.

Hubo de todo: escenografía, vestuario, video biográfico, cotillón, músicos invitados – el bandoneonista Santiago Federici (Sexteto Vendaval) y la cantante Agustina Brarda (Mati & Sista) – y hasta una bailarina, que pirueteó colgada de un arnés en el medio de la pista. Hay que destacar que la diversión y la fiesta que se experimenta desde el público es la misma que la que vive la banda en el escenario: saltan, bailan entre ellos y en esa complicidad ríen a carcajadas.« ¡Ay, pero qué linda que es la cumbia!»

Expresa Eugenia durante el segundo bis. Temo que me falten las palabras, no estar a la altura.

Mamita Peyote se revela como una señora banda: tienen potencial, son divertidos, profesionales; las letras son simples, pegadizas, verdaderas, cotidianas; las melodías van desde rumba, reggae, funk, jazz, cumbia, ska y hasta hay algunas con reminiscencias circenses.