Cómo puede ser que estemos odiándonos por lo bajo
si somos cuerpos jóvenes que se desvisten
todavía deseando la vida;

tiene derecho a ser protegido 
por unos perros 
que van armados; 
tiene derecho a ser defendido 
por unos cerdos 
que tienen rabia

en la bruna chillan las armas montadas
y saltan encima de nuestra respiración
la tierna apacible desembocadura
tan dulcemente ingenua que acaricia
vaho lunar que se posa
y no lo siente la piel endurecida
que se volvió piedra sin aflicción;

tiene derecho a ser representado 
por unos buitres 
que están sin alas; 
tiene derecho a pedir la paz 
con voz liviana 

cómo fue que el miedo hartó las intemperies
que sepamos tanto del terror insomne
y tan poco de la vicisitud del amor:
cuándo se impregnó en el gesto y la fisonomía
todo ese gusto a tristeza y a hielo
si todavía los pechos se incineran y se desbordan de las manos
si unos ojos encuentran otros ojos
en los que pesa la destrucción y el agobio.

tiene derecho a ser callado 
y ser usado 
siempre en su contra.