Veo la fuerza convertida en guerra,
veo la guerra convertirse en sangre,
siento la sangre transformarse en muerte,
y de la muerte viene el fin.
Del fin el principio y del principio el desenlace,
que justifica los medios, los altos y los bajos;
los graves, los agudos.
Siento la voz y su cambio.
Vivo el letargo, dulce espera,
sin embargo me acelera.
Tardo; alargo su resultado,
en base a un trance, percance.
Avance en la historia,
quebrando la memoria,
sin remedio inquietando su romance.