¿Qué más entra en la noche? ¿Tantas manos? ¿Brazos? ¿Esperas? ¿Figuras o contornos o atributos con fuerza de dictamen? En las letras sobrevive algún resto de la noche que las ve crearse, pero irreparablemente nos las almacena, se les van, se sueltan, todo lo perdido que anda deambulando, quizás paseando, inadvertido, hasta que alguien nuevamente lo toma, y lo revierte, recupera algo de esa noche que hubo, y que aún así sigue andando.
la noche aloja órdenes
en córneas desveladas
por límites del glosario
al principio de la historia
frente al precipicio
el diccionario
te deja sola
existe un recuerdo
de olor a panadería
y esta ausencia de antología
en la esquina de la propia casa
un rollo perdido
esperando subastarse
para aparecer en documentales
un anhelo de los baches
de la calle
y el cielo
espejándonos en charcos.