El sol, el calor,
es demasiado fuerte para sus pieles.
Por eso cada día,
se oculta bajo la tierra;
¡todavía son incapaces de andar desnudos!
Ay, lo veo salir otra vez.
Agradezcan, todavía el sol
es dos veces inocente.
Pero, ¿qué es lo que veo?
¿Aún siguen disfrazados?
Agradezco, todavía el sol
es dos veces inocente.
¿Y no es inocencia la madre de todo error?
¿Y no es el error padre de toda belleza?
Mis ojos.
Lo bello.
Texto e ilustración publicadas en el segundo número de nuestra revista.