Es tan encantador lo que pasa, nos dice, que aterra. Pero no tenemos que estar aterrados, todos tendremos lugar, hay que acomodarse, tomar el código, ponerse la cifra, adecuarse. No hay que tener miedo, el miedo somos. Para algo nos cuidan, nos miran, nos venden, nos tiran. Es tan encantador lo que pasa, nos dice, que casi no vale la pena leer poesía. 

Es tan encantador
el nuevo gobierno
nos da su hermoso beso
democrático y liberal:
nos asfixia
pero hoy es año nuevo
y habrá fuegos artificiales
que no veremos
porque estaremos bailando
en familia
Rich Folks Hoax
la canción
que traducimos
por la tarde
«la trampa de los ricos»
donde nos vamos hundiendo
con zapatos negros
nuevos
en punta
que en poco tiempo
no podremos comprar
porque hemos votado
al presidente con labios de lata oxidada
(la realidad siempre se plagia a sí misma)
y afuera sigue estallando el cielo
y bailamos
la canción de Sixto
y como en la peor película
a mi novia
el sol que cae
le ilumina la mitad del rostro
y no todo parece tan trágico
aunque nos hundimos
sí
nos suicidamos
de un tiro en la sien
en un escenario
frente al repleto teatro
bailando.