Los pibes patean la calle como una pelota
hacia adelante, sin miedo a que les roben
las preguntas que les crecen
más rápido que las piernas.
Juegan a vivir confiando,
sin la bronca que vendrá mañana
cuando los hagan disfrazarse
de los derechos que les niegan,
mientras otros les pegan en los futuros
usando una pelota distinta,
que parece gastada
aunque sea nueva.
Texto: Flor Intheflowerland | Fotografía: Fernando Der Meguerditchian