Ya es tiempo de otra cosa,
en definitiva cosas
son las que sobran,
cosas, flor del mañana
cosas entre manos cosas
besos que acosan los recuerdos
y tiempos que nos permiten más tiempo
más palabras de por qué esto no es aquello
cosas que sacamos de la boca,
que nos queman en la lengua,
que nos pican en la oreja.
Cosas rosas como las bombachas
negras como la tristeza.
Cosas que callamos,
que cocinamos a fuego lento.
Algunas aumentan el olor
como el romero y el jengibre
o el añil que es difícil conseguir
en un día cotidiano, inhóspito
de volvernos verano.
Sigue la cocción y la boca
se nos descose,
la punta pierde el hilo
nos arrebata el fuego
y el silencio embulle
y en buches
el buche se desprende.
Todos corriendo los dientes
queriendo escupir
las palabras o no los símbolos,
o no las cuentas o no los números.
Los símbolos que algunos
creen podridos, el siete
la sota y los tres dados
podrían y son para mí
para estas cosas que digo y
digo que nombro cosas
lo más fresco
lo más íntimo
para mí
la sombra puesta
bajo la ropa
el pezón que nunca
se marca en la sombra
ni el gesto libre de las palomas
más que las alas condición de todos.
Suerte que todo
se ha dicho después del buche
del proceso no hecho.
Suerte de todas las bocas
o símbolos
números
que abren
la vieja cerradura
la vieja armadura
de árboles pasados.

Texto e ilustraciones publicados en nuestra Séptima Revista