Crónicas | De cronopios y famas - Por Valeria Romero Castillo

Fama. En un Chile convulsionado y bizarramente mutilado, el Ministro de Salud, Jaime Mañalich, indicó: «Nuestro sistema de salud es uno de los mejores y más eficientes del planeta». Con más de un mes de movilizaciones, el Ministro Mañalich — expulsado del Colegio médico por falta a la ética — aún no digiere las demandas sociales que se han tomado todas las alamedas de Chile.

Fama. La Ministra de Educación, Marcela Cubillos, anunció un proyecto cuyo propósito es sancionar el «adoctrinamiento político». La propuesta no define qué es adoctrinamiento y apunta a dotar a la Superintendencia de Educación de más atribuciones. Pero la Ministra Cubillos no se pronuncia respecto de la conmemoración del Día del Carabinero y las Glorias del Ejército. Tampoco lo hace respecto de algo tan violento como el «Descubrimiento de América» o la «Pacificación de la Araucanía». Se jacta de la inclusión y de la no discriminación, pero no se refiere a cuestiones tan profundas como formar a los estudiantes en filas previo al ingreso a las aulas o a desfilar al son de marchas militares. Tampoco se refiere al adoctrinamiento religioso, el mismo que la libertad de enseñanza protege. Por eso, es necesario conocer cuál es el adoctrinamiento que se quiere prohibir.

Fama. El Presidente Sebastián Piñera sostenidamente ha sido reprobado en la esfera pública, alcanzado mínimos históricos. El último sondeo registra un 12% de aprobación, el nivel más bajo durante su gobierno.  Tras haber declarado a mi país en el estado de excepción constitucional de «Estado de emergencia» — que se aproximaba más a un Estado de sitio de facto — el Presidente presentó un proyecto que permitiría recurrir a las Fuerzas Armadas para proteger la «infraestructura crítica» de Chile sin la necesidad de decretar estados de excepción constitucional. En el proyecto se plantea que cuando exista un riesgo para la seguridad de la nación, fuera de los casos de estado de excepción constitucional, el Presidente, previo informe del Comité de inteligencia podrá ordenar, mediante decreto supremo fundado, el empleo de unidades de las Fuerzas Armadas para la protección de infraestructura crítica del país. Se entiende como infraestructura crítica aquella perturbación que tendría un grave impacto sobre los servicios de utilidad pública de la población, o para el eficaz funcionamiento de los órganos y la administración del Estado.  Esta iniciativa faculta al Presidente para designar autoridades militares que asuman el control operacional de las unidades de las Fuerzas Armadas, además, el decreto podrá tener una vigencia máxima de treinta días corridos, pudiendo ser prorrogado por una sola vez. Finalmente, se define que la exención de responsabilidad penal aplicable al personal militar que defiende infraestructura crítica (legítima defensa, cumplimiento del deber y cumplimiento de una consigna) debe adecuarse a lo que se determine en las reglas de uso de la fuerza que determine el Presidente.

Fotografía: AFP

Esto, viene a validar a un Estado de Chile que continúa sistemáticamente atropellando derechos humanos. Me duele el desentendimiento de responsabilidades políticas, duele la impunidad, duele la desafección. Duele cuando Mario Rozas, General Director de Carabineros, afirma que no dará de baja a los efectivos cuestionados por procedimientos policiales durante las marchas. Duele cuando Jaime Quintana, actual Presidente del Senado, asegura que hay que apoyar a Carabineros y que no estaría en contra de un nuevo estado de excepción. Duele cuando el Comandante en Jefe del Ejército Ricardo Martínez asegura que la prudencia ha sido la «virtud» con la que se han enfrentado a la contingencia, actuando de acuerdo la ley con gradualidad, racionalidad y proporcionalidad.

Hay una crisis de legitimidad del modelo político, económico y social en los últimos treinta años. Por un lado, el gobierno manifiesta su voluntad de diálogo con todos los actores, pero por otro lado, se enajena e identifica como eje el orden público, vulnerando el establecimiento de condiciones mínimas para generar diálogo, con las fuerzas armadas en las calles. No olvidemos que las Fuerzas Armadas son jerarquizadas, obedientes y no deliberantes. Están preparadas para la represión, para la guerra, y la guerra implica el reconocimiento de un enemigo.

Fama. En pleno siglo XXI, la bipolaridad de la guerra fría se expresa en Chile. Las manifestaciones en La Dehesa evidenciaron el semblante clasista y abusivo de la elite.  Un grupo de personas se manifestaron en el centro comercial Portal La Dehesa, donde reside la elite más acaudalada de Santiago. Con un tenor iracundo, los manifestantes recibieron epítetos como: «vayan a trabajar», «quieren todo gratis», «váyanse rotos de mierda», «flojos de mierda», «miren los atorrantes», «ándate a tu población de mierda, roto conchetumadre».

¿Cómo es posible emitir juicios con tanta liviandad? Personas que viajan más de tres horas para llegar a su trabajo son tratados de flojos y de que quieren todo gratis. Negreros que se sirven del Estado y que evaden impuestos por doquier. Así es nuestro modelo de enriquecimiento lícito para las cúpulas que se hicieron de los medios de producción y violento para quienes sólo disponemos de mano de obra para construir un mundo mejor.

Abramos los ojos. En menos de una semana, dos organismos internacionales visitaron Chile, Amnistía Internacional y Human Rights Watch. En ambos informes se reconoce que existen violaciones a los derechos humanos. El primer informe de Amnistía Internacional fue desestimado por el gobierno y calificado de «irresponsable». A propósito de esto, amenazaron de muerte a Ana Piquer, Directora de Amnistía Internacional, y a este informe catalogado de «irresponsable» sumamos la experiencia de la Defensoría de Derechos de la Niñez, que ha recibido información sobre más de trescientos casos de violaciones de derechos de niños y niñas desde el 18 de octubre a la fecha.

En relación al Human Rights Watch, el informe aseguró que «existe evidencia sólida de uso excesivo de la fuerza contra manifestantes y transeúntes», agregando que «hay pruebas consistentes de que Carabineros utilizó la fuerza de manera excesiva en respuesta a las protestas e hirió a miles de personas, con independencia de si habían participado en hechos violentos o no».

El informe reconoce que aquellas personas que fueron detenidas en medio del toque de queda fueron víctimas de «arresto arbitrario», pues esto no califica como un crimen o delito, sino como una falta, razón por la cual los carabineros no pueden sancionar con detención. Según datos oficiales del Human Rights Watch, se llevaron a cabo más de quince mil detenciones. Los servicios de urgencias médicas a nivel nacional atendieron a 11.564 personas heridas relacionadas con las manifestaciones entre el 18 de octubre y el 22 de noviembre. De esta cifra, más de 1.100 personas presentaban lesiones moderadas o graves.

Otra cuestión alarmante es el uso de escopetas que dispararon perdigones de forma indiscriminada. Las escopetas antidisturbios causaron más de 220 lesiones oculares documentadas por el INDH (Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile). Carabineros empleó perdigones de plomo y gases lacrimógenos dirigidos directamente a los manifestantes, atropellando a algunos de ellos con vehículos y motocicletas.  Por otra parte, personal médico indicó que un manifestante con una afección cardíaca murió al no poder recibir atención de emergencia apropiada, debido a que algunos carabineros emplearon armas contra los profesionales de salud que lo estaban atendiendo.

Otra de las acusaciones más frecuentes fue que carabineros obligó a detenidos, incluidos niños y niñas, a desvestirse y hacer sentadillas totalmente desnudos en comisarías. En un taller de derechos humanos y uso de la fuerza dirigido a cerca de cuatrocientos carabineros, expertos del Instituto Nacional de Derechos Humanos realizaron una serie de ejercicios para detectar cuánto saben sobre derechos humanos y cómo aplican los protocolos establecidos. Una de las situaciones que se les planteó fue: «Una persona es detenida en el contexto de una manifestación pública. Es llevada por un funcionario de carabineros al interior de una comisaría, se le obliga a desnudarse y efectuar sentadillas para determinar si tiene algún objeto dentro de su cuerpo». Los carabineros tenían que votar si el procedimiento se ajustaba o no a los protocolos. La mayoría respondió erradamente que sí. Cabe aclarar que esta práctica de desnudamiento se encuentra prohibida en los protocolos de carabineros desde marzo de 2019.

Fotografía: EFE

Por último, es necesario esclarecer que carabineros cuenta con un procedimiento disciplinario interno que prevé sanciones administrativas para aquellos que cometan abusos, pero el sistema carece de independencia y transparencia. Tanto así, que el Presidente de Chile sostuvo que si bien existen casos administrativos en trámite contra carabineros por incidentes relacionados con las protestas, no se cuenta con la información pública sobre estas u otras investigaciones de asuntos internos, ni sobre su resultado. Sin embargo, una luz se visualiza en el túnel. En la Cámara de Diputados se declaró admisible la Acusación Constitucional contra el exministro Andrés Chadwick, que fue presentada por la oposición que busca establecer su responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el estado de emergencia que decretó el Presidente Sebastián Piñera. Ahora, la Acusación debe prosperar en el Senado, para ratificar que los derechos humanos no se relativizan y que así como los derechos humanos son imprescriptibles e inalienables, de la misma forma, es la responsabilidad política que posee Chadwick. Que se haga justicia por todas las personas silenciadas cobardemente, que el yugo de cargar con el asesinato del comunero mapuche Camilo Catrillanca implique su inhabilidad para desempeñarse en cargos públicos.

Y ante tanto agravio y vejación, los cronopios no se dejan acribillar. Siguen levantando sus consignas, sus banderas de lucha. Son los cronopios los que lograron instalar en el diálogo colectivo la propuesta de un proceso constituyente que responda a las inquietudes de todos y todas, cuyo denominador común es el bien común. Son los cronopios los que despertaron del letargo prolongado, afirmando enérgicamente que no hay marcha atrás y que la justicia social es el eje de sus reivindicaciones.


«(…) ser fama o esperanza es simple, basta con dejarse ir y la vida hace el resto. Ser cronopio es contrapelo, contraluz, contranovela, contradanza, contratodo, contrabajo, contrafagote, contra y recontra cada día contra cada cosa que los demás aceptan y tienen fuerza de ley».

Grandísimo Cronopio Cortázar



* Profesora de Historia y Geografía | Licenciada en Historia | Licenciada en Educación | Certificada en Formación ciudadana | Diplomada en Liderazgo Educacional | Magíster (c) en Dirección y Liderazgo para la Gestión educativa


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