Un grito de dolor corta la madrugada y se multiplica en las lágrimas y los pasos de madres y abuelas que, lejos de venderse a la resignación, eligen protagonizar la historia pariendo el coraje que solo ellas supieron engendrar. Desde el sufrimiento y la desidia nacieron las flores que hoy, separadas del olvido, reconstruyen el pasado bajo el caluroso y confortable abrazo de la verdad.
Esta es la historia de un tipo
un tipo recto, correcto,de buena moral.
Uno de esos que cumple
que respeta y enseña
los valores a seguir
Un tipo que justifica,
justifica el maltrato y el sacrificio,
y te corta el pelo para entrar
al sano juicio del deber
Uno de esos que decide
y si no le gusta, obliga
también captura, tortura y mutila
Un tipo con el traje manchado
con súplicas de jóvenes,
a los que le arrebataron la identidad
Un tipo especial, que juega al padrino:
porfiado, recio, entrometido;
que no supo y no sabe bailar
y aún tiene quién lo aplaude.
Uno que dejó renga a la memoria
y al que le juramos no olvidar:
con pañuelos en la cabeza,
con el grito de los que no aparecen
y con llanto de los que no están.
Ahora, una lágrima pinta mi rostro
y serpentea sobre mi cara
aguarda, intranquila,
a la flor que nace entre los escombros
que trae a los aires nuevos
que se refundan desde el pasado.
Nosotros, los que transpiramos el presente,
empuñaremos entonces,
la pluma que escribe al tiempo:
para no desconocer la historia;
y mucho menos repetirla.
Milicos ladrones de patria