Mientras la sátira y la ironía se anuncian protagonistas y los fusibles se queman al calor del amor, la barba desnuda – con total alevosía – las articulaciones escondidas que propone su nuevo trabajo. El aplauso y la risa – y tal vez alguna lágrima – se mezclan entre las sensaciones que genera una propuesta desafiante y atrevida diseñada para romper los ‘parámetros establecidos’ que lejos están de dejar volar a la creatividad.
Y de a poco va cayendo gente al baile. La verdad, llama la atención cuantas personas del público vinieron con cámaras réflex a la función. Y muchas personas del ambiente de la música presentes. ¿Qué onda Ber Stinco? Yo no lo conozco. No tengo idea qué vengo a ver.
Bajan las luces un poco. Señal que cabalgamos. En el escenario aparece la primera situación bizarra de la noche: Un barbudo con lentes y la peluca afro de Spike Spiegel se para delante del telón y empieza a representar un monólogo de Daniel Rabinovich, de Les Luthiers. El público parece estar acostumbrado a estos arranques, porque enseguida empieza a reírse y festejarle cada remate.
Finalizada la Intro, el barbudo se va al mazo y el telón se abre para dejarle lugar a otro barbudo aún más gracioso: Ber Stinco y La Asociación Santafesina del Rifle aparecen en escena. No les toma nada de tiempo lograr que las personas hagan palmas y canten a la par de la banda. Stinco tiene mucho manejo del escenario.
Es más, la energía de camaradería es la misma que hay con el público. Apenas la banda empieza a tocar, todos los fotógrafos se paran y le entran a sacar chispas a los equipos. El resto del público canta de punta a punta las canciones mientras se la pasa aplaudiendo y tirándoles chistes a los músicos en cada intermedio. Incluso hay varios por demás de entusiastas en el fondo, que si no son familiares directos, pegan en el palo.
Las plateas altas son directamente un desfile de músicos que entran a tocar un tema y vuelven a sus asientos. Coki Debernardi es uno de los más aplaudidos y, después de un intermedio acústico con poesía incluida, Pol Nada sube invitado a escena y le cambia la cara al show, aportando esos climas sonoros que suele crear, mientras logra que no vuele ni una mosca con tal de no romper la magia. Para cerrar la noche, la banda elige una versión muy extraña y tranquila de Destrucción, de V8.
Stinco deja la impresión de un recital que va más por lo hilarante y cómplice que por un deseo solemne de presentar un disco nuevo. No es una presentación en estudio, con smoking alquilado y modulando correctamente cada palabra. Es una presentación en un asado con amigos, llena de humo de chori, cerveza y chistes. Y, para gran parte del público, seguramente tuvo mucho más valor que fuese así.
Genial! Tremendo show locooo, lo que me cagué de risa! Vamoooos Stinco!
Cada noche, es por la mierda el mejor tema del disco.
Hermosa página. No conocía a este artista, genial lo que hace!!!!! qué bueno que traigan nuevos artistas para conocer. Un abrazo desde Perú compadres