Máquina Schreber-Memorias de un enfermo de nervios
Por Joaquín Ficcardi
Por Joaquín Ficcardi
Por Joaquín Ficcardi
Por Joaquín Ficcardi | Ilustración: Francisco Toledo
Por Joaquín Ficcardi / Ilustraciones: Agostina De Mileto
Texto: Joaquin Ficcardi | Ilustraciones: Marina Montivero
Rosario y la región
Romper las disponibilidades, cavar surcos profundos entre las piedras, avivar llamas, emprender caminos por zonas obstaculizadas, cansarse y retroceder, temporalidades de la experiencia, en esas trayectorias hay algo que fluye, una carne que vive, un cuerpo que inventa una existencia. La realidad se abre, se extiende como una masa vaporosa, a veces sólida, pero permeable. Es un imperativo la desmesura, o una constancia de la imposibilidad. Cruzar o hundirse, son precipitaciones. En el fondo, o en una capa primaria, es un decir.
Escribir es un acto trágico, enfrentarse a la muerte, o la vida, resurgir antes de perderse definitivamente, un último intento o una primera maniobra, una búsqueda insistente y desesperada, un consuelo siempre retardado, una infinita alegoría que alguno ingenió, que fue lista de víveres, enumeración de armas, seguimiento de bienes y, por fin, invención, cuerpo prolongado, materia viviente. Del texto hablamos, o de algunas de sus inmediaciones.
Hay quien pensó la libertad como el supremo ejercicio de la conciencia; otro la ideó según las potencias de los cuerpos, o un cierto grado de estupor en las vísceras o una tensión espontánea e incitante de los músculos; también la creyeron registro de un designio precedente, de una mano maestra comprensiva. Un tercero, finalmente, pudo considerarla sólo como la soberanía de las expresiones que albergan las vidas, o en la suerte, por qué no, de un texto.
La problemática de género goza de la vigencia de la actualidad. Ésto, que resulta benéfico en tanto permite su discusión, se vuelve problemático al caer en la labilidad...