Palo Pandolfo en Rosario
Por Javier Galarza
Por Javier Galarza
Por José Morelli
Por Javier Galarza
Nuestro cronista miró por la ventana, sintió el frío de la ciudad e imaginó un viernes de cine entre casa. Sin embargo, nada de eso ocurrió. Lejos del calor de las frazadas y los guiones de Woody Allen, enroscó la bufanda en su cuello - no sin antes taparse las orejas con un gorro de lana - y encaró hacia dónde un amigo lo esperaba con la guitarra sobre las piernas para colorear la noche. Bebieron para anestesiar el viento y cantaron hasta que no hubo más qué decir. Aplausos y hasta la próxima.
Por Ezequiel Gatto | Ilustración: Enmendez Pintura
Por Eva Wendel
Por Ignacio Romero | Ilustración: Gustavo Oliveira
Por Nahuel Rey
El frío rosarino, que amenaza con escondernos a todos detrás del vidrio, quedó en un segundo plano porque la música volvió a ganarle la pulseada. Quienes comandan la noche traen rock, agudos y la promesa de que será un buen momento. Con más chasquidos que aplausos, el público le firma fidelidad a una banda que escribe la historia en las páginas grandes para desmentir (o chicanear), aquello de que dios atiende solamente en Buenos Aires.
Por Javier Galarza