– ¿Y tu?… pregunto mientras veo a ese extraño ser en el espejo… ¿Dónde te has ido amado reflejo?
-Soy yo, respondes sonriendo.
– ¡No!, me niego, tu no puedes ser yo y así yo no puedo ser tú.- Lo soy pero no me reconoces porque jamás te has detenido a observarme, siempre has visto el ideal de ti, has decidido jugar con espejismos, inventar la realidad y soñar la fantasía, tu construiste este puente inestable de vagos deseos etéreos, tu mismo decidiste rechazarme y ahora después de tanto tiempo, tu mismo ya no has podido negarte, éste eres tu, observa detenidamente tu rostro cansado de mascaras y recuerdos de alguien que no conocías por que no eramos nosotros, impostores los que se presentan con nuestro nombre, pero aquí estamos, reencontrándonos para armar una tregua.- ¿Y cómo estar seguro que no eres tu otra invención más de mi vanidad?, tu lo has dicho, siempre he visto lo que he querido más no he visto la realidad, la desconozco así no sabre que es realidad, si la que yo consideraba real hoy se plantea como una frase efímera del ayer, no es realidad lo que vivimos? Entonces son los sueños, lo real o el anhelo de realidad es tan fuerte que nos hace dudar de la misma, encerrándonos en utopías pasajeras e inconclusas.
– ¿Qué mascara elijo para ocultarme hoy?