inhabitable revivo cada relato que prende del televisor
nos cuentan cómo se abusan de nosotras, nos anotician del dolor
y no existimos.
A algunas no nos matan, ya lo habían hecho antes
Nos violan, nos tiran, nos piropean para calmar sus ansias
no hay nosotras, hay lo que fuimos.
Carne
restos en zapatos.
Entonces lo apago, camino con miedo,
apurada para llegar a todos los lados de la huida
culpable del silencio, castigo a la desmemoria
a no saber del sexo, a no tenerlo, a mis cortos años, a mis cortos
vestidos, a mis cortas uñas
a mi pobreza, a los padres indefensos,
a nosotras niñas que alguna vez tuvimos forma
Es erógeno pensarte apedreado
sin filo en tu asado masculino
mientras se borra de mí tu asquerosa desnudez
me quedan esos ojos penetrantes,
vacíos de justicia que agrandan mis pupilas hasta explotar.
Por sola, por mi coraje, por las dudas.
Es de noche pero me duele mas el sol que no dejo entrar
rebota la luz bajo consumo en el espejo, hace sombra,
juego a que entro y salgo de esta escena…
Todavía duele el espacio donde fue arrebatando mi perfume petit amour
todavía estoy sola, ahora tan mujer que no entro en las hamacas que supe maldecir
Todavía grito aunque no lo haya hecho antes
Me miro las manos, respiro, no sin dificultad, nado.
¿Cuál es el punto, el momento exacto de la perdida?
¿Dónde nos eyaculamos? Vos, seguro, veinte años antes que yo
Es todo lo que no habito, porque más no se puede
y no deberíamos encontrarnos con nadie ahí.
¡Que se transforme entonces la penetración!
Que nos junte, nos amontone, nos abracemos
sigue siendo de noche,
y prefiero zambullirme en mi vestido de encaje azul.