Desde el refugio de las tablas, una mujer parida en cuentos desoye los protocolos para reconstruir su vida en un relato que no conoce de pudores. Minuciosa, como quien observa a los pájaros, transita por el pasado sin esquivar la desnudez que algunos recuerdos demandan. Su atrevimiento nos alienta a creer que el mundo ha vivido equivocado y que es hora encarar las miserias, aunque ellas tengan con qué devolver los golpes.
Poco y nada el aire que (no) corría en la ciudad en la noche del sábado, el verano fresquito recién apareció cuando entré al Teatro La Comedia. Esta vez vería a la diva de cerca, tercera fila, a metros del escenario. Recordé enseguida una noche más fresca en la que que me encontraba en el mismo teatro, por ver a la misma actriz, al mismo músico, y a otros tres pares más de estos artistas cuando se despedían en mayo de 2014 los Cuatro Cuartetos de Puro Fontanarrosa.
Inevitablemente recordé que fue la primera (y última) vez que él me acompañó a ver una obra. Pero lo que acá quiero contar no es eso, sino que Rodajas de mí, memorias de la diva oculta de Fontanarrosa, viene a redoblar la apuesta de uno de aquellos monólogos.
Reseña de una carrera artística
Varias melodías salieron del bajo que abrazaba Franco Fontarrosa y me acomodaron de manera relajada en aquella butaca. Ese clima sereno se esfumó pronto, con la llegada de Silvina Santandrea: la diva Sara Susana Báez.
Esta presunta estrella vino a presentar un supuesto monólogo pero previamente comenzó una reseña «breve» de su carrera artística. Con más de cien años de edad, pero conservando sus aires de diva, transitó con gran humor su vida, relató sus encuentros con incontables celebridades, algunos de sus amoríos, y varios escándalos. Pareciera que esta artista hubiera participado en importantísimas películas y se hubiera relacionado con grandes estrellas del mundo artístico del siglo XX.
Un recurso audiovisual acompañó gran parte de su discurso y llenó de sentido sus relatos; fotografías en una pantalla gigante iban siguiendo sus palabras, y las risas fueron inevitables.
Bien rosarina
Fotos, palabras, nombres, remiten a Rosario. Esta obra está cargada de códigos de referencia particular para un rosarino, y más para los que ya tienen varios años en la ciudad. Supongo que algunos significados singulares me los perdí, por mis pocos años viviendo acá, pero eso no impidió que apreciara la obra.
Entre tantos símbolos de la urbe el que más se destacó fue el de El Negro Fontanarrosa, su talento y genialidad dejaron una gran marca en la ciudad y varios aplausos se fueron arriba con él.
Silvina Santandrea no me dejó descansar, mi atención no pudo desviarse de ese cuerpo y de esa voz que con gran destreza se desplazaron por todo el escenario. Gritaba y a los segundos susurraba, lloraba y a los instantes le agarraban ataques de ira, se detenía y enseguida corría y se caía del escenario; los cambios de humor fueron fantásticos y fundamentales para mantener al público despierto en el unipersonal.
A mis costados tenía dos espectadores muy risueños, por momentos me aturdían, y yo, bueno, me reí seguido sólo que, como algunos ya saben, mi risa es bastante muda.
No puedo dejar de nombrar a Adrian Giampani, quien estuvo a cargo de la dirección de la obra, y quien seguramente la colmó de humor llenándola de pizcas clownescas; y a Franco Fontanarrosa, que interactuó con inocencia con la actriz y con gran orgullo llenó de melodías la obra.
Según explica el programa, la obra está construida a través de los cuentos «Rodajas de mí», del libro Nada del otro mundo, «Memorias de una estrella» de No sé si he sido claro y «Sara Susana Báez», poetisa de «El rey de la milonga», todos de Fontanarrosa, pero si los espectadores no saben esto o no han leído los cuentos podrán encontrarle igual el sentido a la obra y reír con pocas pausas. Lo que más destaco es que con el trabajo en grupo de estos artistas se logró la creación de una pieza inédita local, con muchos aires al Negro.
Contacto
Ciclo: Un Verano Fresquito 2016
Actúa: Silvina Santandrea
Músico invitado: Franco Fontanarrosa
Dirección: Adrián Giampani