Vudú
El frío rosarino, que amenaza con escondernos a todos detrás del vidrio, quedó en un segundo plano porque la música volvió a ganarle la pulseada. Quienes comandan la noche traen rock, agudos y la promesa de que será un buen momento. Con más chasquidos que aplausos, el público le firma fidelidad a una banda que escribe la historia en las páginas grandes para desmentir (o chicanear), aquello de que dios atiende solamente en Buenos Aires.