Túneles del Monumento a la Bandera
Por Nahuel Rey | Especial para El Corán y el Termotanque
Por Nahuel Rey | Especial para El Corán y el Termotanque
Por Nahuel Rey
Texto: Nahuel Rey | Ilustración: Agostina De Mileto
La semana se apaga y comienza a la vez. En ese ínterin, nuestro cronista entró al teatro y después de refregarse los ojos un par de veces, sacó el anotador. En sus intentos por descifrar la obra llegó a Molière y a la comedia francesa. Nos había dicho que venía con ganas de escribir, así que ordenó los papeles y largó todo lo que sigue.
La noche, al igual que la locura, viene con contratiempos y todas las planificaciones se desgranan. Nuestro cronista, que reniega de los relojes, despuntó algunos vicios y apuró la marcha. Llegó - o al menos eso nos dijo - justo antes de las luces. Adentro, entre gritos y desencantos, dos que son uno se abalanzan contra los estándares tradicionales de la sociedad. Despluman las universalidades y atacan al tiempo, que los enfrenta, con la locura de la noche.
«La educación formal es una maquinaria empecinada en construir esclavos de manuales que prefiguran los alcances de la conciencia» Moldea a los cuerpos que, cual cadena de montaje, atraviesan las diferentes etapas de la estructura hasta completar su forma, que intenta aproximarse a las características de lo establecido. La identidad surge entonces, como interrogación necesaria: ¿hasta dónde llegan las huellas de las instituciones?
El cuerpo desacostumbrado se embota en el ocio y con él los sentidos. En el titubeo del debo quedarme o debo irme (la mano imprecisa en el picaporte acusa el desasosiego de salir solo), caminar preparándose a que no pase nada extraordinario, que finalmente suceda, y que el contraste con lo que fuimos, apenas dos horas antes, nos patee la cabeza y dispare la creatividad para escribir lo que sigue.
La arena que pinta su garganta lo aleja de los tonos clásicos y lanza su voz como un arroyo inquieto que no puede retroceder. Por más que las...
Por María Antonela Pierotti
Por José Gabriel Noguera